La primavera y el verano son las épocas ideales para que tu mascota disfrute del buen tiempo, pero también la puede exponer a trastornos derivados del fuerte calor. Pueden llegar a sufrir un golpe de calor, que puede resultar mortal si no se actúa a tiempo.
Debemos tener en cuenta que los perros no sudan como nosotros, por lo que no transpiran para disminuir su temperatura, sólo jadean. De esta forma regulan su temperatura, aunque es un proceso mucho más lento que en los humanos. Además tienen una temperatura corporal algo más elevada que la nuestra, variando entre los treinta y ocho y los treinta y nueve grados centígrados en condiciones normales.
En determinadas ocasiones, puede subirles muy rápidamente como, por ejemplo, al sacarlo de paseo con temperaturas extremas o que hagan mucho ejercicio, el exceso de humedad y calor, el dejarlo en el interior de un coche al sol, etc…Por ello, es importante que evitemos estas situaciones, sobre todo en razas braquicéfalicas, como el bulldog y el carlino que están más predispuestos.
Cuando un perro pasa de los cuarenta grados de temperatura, puede decirse que o bien está desarrollando un estado febril o bien está sufriendo un golpe de calor:
Se trata de un trastorno grave que consiste en una subida repentina o progresiva de la temperatura interna, con aumento del ritmo cardiaco, nerviosismo, respiración muy agitada y costosa que puede llegar a cianosis o tono azulado de la piel por falta de oxígeno en la sangre, tambaleo, temblores, decaimiento, petequias o manchitas rojas en la piel, hemorragias, edema cerebral, insuficiencia renal y hepática y finalmente, fallo multiorgánico con la muerte del animal.
Si observamos estos síntomas o sospechamos de golpe de calor en nuestra mascota, hay varias cosas que debemos hacer con rapidez y que pueden salvar su vida:
Si tenemos un veterinario cerca, acudir inmediatamente al veterinario para que sea él quien le aplique los cuidados necesarios.
Pero…si no estamos cerca de un veterinario, debemos:

- Poner a nuestro perro en un lugar fresco, libre del sol directo, libre de altas temperaturas y libre de fuentes de calor.
- Poner a su disposición agua fresca y limpia (no muy fría) y evitar que beba mucho y muy rápido, eso podría empeorar su situación provocándole incluso una torsión de estómago, que puede resultar fatal.
- Humedecer a nuestro perro con agua fresca, refrescar su cabeza, vientre, axilas… repetir esto constantemente. Súper importante: Nunca cubrir a nuestro perro con toallas o trapos mojados para intentar bajar su temperatura, esto podría provocar el efecto contrario y matarlo.

- También podemos bañarlo con agua fresca (no fría, sólo fresca) durante varios minutos para intentar bajar su temperatura.
Una vez que tu perro se haya estabilizado, llama y acude al veterinario. ¡¡ Es imprescindible acudir al veterinario para que pueda evaluar si ha habido daños internos y lo mantenga en observación, aunque tu perro mejore momentáneamente, puede empeorar!!
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